Cuando dos personas se encuentran, en un primer momento opera, como tarjeta de presentación, su físico. Ya que si bien la unión entre los seres humanos se produce por una intercomunicación vibratoria, es en general un rasgo físico el que desencadena el deseo y la atracción.
La característica psicológica de cada signo, según el elemento al que pertenece y las particularidades del planeta regente, nos permiten saber cómo seduce cada nativo con su cuerpo. Un hombre de Aries -para comenzar con los nativos de Fuego- por ser alguien que detesta todo aquello que decae, se sentirá subyugado por la juventud. Leo, que se distingue por buscar sensaciones, privilegiará una piel tersa o una espalda de curvas musculosas. Y, para los Centauros, la seducción estará en un par de piernas fuertes o en una nariz armoniosa.
Los de Tierra, por su parte, son los que más aprecian aquello que regale sus sentidos. Tauro privilegia la fuerza que puedan trasmitirle unos anchos hombros o la sutileza de un cuello estilizado. Virgo, de tacto y olfato muy agudos, opina que el perfume y la suavidad de la piel son sinónimos de sex-appeal. Y Capricornio, bajo su apariencia de auto suficiencia y frialdad, es capaz de perder sus inhibiciones ante un ancho tórax masculino o una figura femenina de generosa constitución.
Los signos de Agua vibran ante otros estímulos. Cáncer considerará una voz armoniosa el mejor requisito de atracción. Escorpio dirá: “los ojos azules son bellos pero…unas buenas piernas lo son aún más”. Y Piscis será fatalmente atraído por una boca bien dibujada y que sepa besar.
Con respecto a los signos de Aire, Géminis quedará atrapado por una sonrisa desprejuiciada. Libra demandará gran tacto y elegancia para que su deseo no decaiga jamás. Y Acuario -el signo de Aire que mejor se vincula con los frutos del intelecto- revalorizará una frente amplia y un andar lleno de gracia.